La Casa del Aljibe Toledo

Historia

La casa fue reconstruída entre los años 2000 y 2002 una vez adquirida por nosotros. A partir de informaciones obtenidas de su anterior propietario, confirmamos la existencia de un aljibe debajo del suelo del antiguo sótano, al que se accedía directamente desde la calle. Al mismo tiempo se adivinaba un arco enlucido y cubierto de pintura blanca. Ambas cosas como amantes de Toledo y su historia supusieron para nosotros un reto de saber lo que verdaderamente se escondía tras esas pistas.

Tras arduos trabajos de vaciado del aljibe, rehabilitación de la bóbeda y descubrimiento del ladrillo originaldel arco, el arqueólogo nos confirmo que se trataba de un aljibe árabe y un arco del siglo XVII que unía esta con otras casas contiguas. Así mismo la bajante del aljibe, que va desde la entrada de la casa hasta el interior del aljibe, se conservó intacta descubriendo también el ladrillo oroginal y se usaba tanto para alimentarlo con el agua de la lluvia como para su extracción. Los vecinos más antiguos recordaban tiempos en los que se vendía dicho agua.

    

La plaza es irregular porque tiene varios niveles, tiene acceso a pie por cuatro calles, sin embargo sólo se puede acceder en coche por una de ellas, la calle de San Cipriano. El entorno siempre estuvo ocupado por una vecindad humilde dedicada a trabajos manuales como curtidores o tintoreros, trabajos que requerían caudales de agua, por lo que tales industrias se extendían hasta las orillas del Tajo.

Acuarela de Julio González

La iglesia parroquial muestra indicios de estar levantada sobre una mezquita, como es su torre separada de las naves que sería minarete y el patio previo de acceso. Su actual aspecto se debe a la reedificación trazada por Juan Bautista Monegro en 1613. En la capilla mayor destaca la Virgen de la Esperanza alojada en un camarín de 1622, con restos de pintura barroca, siendo una de las imágenes que mayor devoción popular tiene entre muchos toledanos y pueblos de alrededor. Se celebra su festividad sacándola en dos procesiones (Martes y Jueves) la semana anterior a la celebración del Corpus.

              

Se trata de la virgen más antigua de cuantas hay en la ciudad, una hermsa talla del siglo XI, de pequeño tamaño, que la tradición sostiene que data de tiempos de Alfonso VI o incluso anterior, habiendo podido ser traída hasta la ciudad por algún caballero de los que acompañaban al monarca, y que era portada por los caballeros en su montura para encomendarse a ella antes de las batallas. Luis Moreno Nieto recuerda que esta virgen era objeto de una gran devoción  entre los gremios de la barriada y que en el siglo XIX, tuvo que ser ocultada por la zona del Alcázar para evitar ciertos disturbios con los "afrancesados" y por el temor consiguiente porque la imagen fuese destruída.

El balcón y las ventanas de la fachada principal de la casa son sitios privilegiados para contemplar la salida y la llegada de las procesiones, sobre todo la segunda de ellas, la del Jueves por la tarde, donde se alcanza el momento cumbre a la finalización de la misma, ya al anochecer, cuando se "baila" a la Virgen mientras suena el himno tocado por la banda y se la introduce por la puerta retornando a su templo, donde entra de espaldas siempre de cara a sus devotos fieles, entre aplausos y vítores.

 

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